Allí estaba yo esperando en el despacho de mi jefa. Parece ser que mi último trabajo no había gustado demasiado. La realidad es que no es cuestión de gustar o no, simplemente que a la gente no le importa lo que escribo cuando me salgo del patrón. Parece que se pierden y ni siquiera lo intentan. Me querrán adoctrinar sobre cómo lograr hacerme famosa y rica en el mundo de las letras. La verdad es que es aburrido tener que estar siempre escuchando las mismas historias, pero es mejor eso a que me despidan.
Llevo un par de años trabajando para una revista digital de cierta importancia en el país. Escribo pequeñas dosis de entretenimiento, nada profundo o relevante. He escrito sobre muchas cosas en mi vida, pero jamás pensé que fuese a estar tan limitada. Es eso o buscarme otro trabajo. Obviamente prefiero dedicarme a escribir de vez en cuando y hacer otras cosas a ser una esclava.
-¡Buenos días Julia! Parece que tenemos un problema contigo. Ya me han avisado de que has hecho otra vez de las tuyas- dice mi jefa leyendo la revista mientras me habla.
Laura no necesita tener un físico intimidante para ponerte nerviosa, solo con clavarte la mirada es capaz de hacerte dudar. Lo que más me gusta es que es muy directa, no tiene reparo en contarte las cosas tal cual ella las piensa. Lo hace con intención de que tú lo seas tanto como ella. La admiro mucho, pero solo busca lo mejor para su empresa.
-En realidad hice algo que pensé que sería bueno para todos. Algo poco habitual, pero que interesaría a todo el mundo- contesté dialogando de la manera más tranquila que pude.
Mi texto trataba sobre los problemas que sufrían las personas discapacitadas para acceder a algunos de los lugares más concurridos de la ciudad. Parece ser que aunque la gente sienta piedad por estas personas, a la mayoría no les importa leer sobre ello. Pensé que sería de gran ayuda. Otra vez me equivoqué al pensar que gustaría.
-A mí realmente me interesó lo que escribiste, pero no ha resultado tener el éxito de otras veces. Así que por ese motivo estamos aquí. Me gustaría apoyarte en esta decisión, pero ya sabes lo que te voy a decir. Si quieres mantener tu puesto, tendrás que seguir haciendo lo que hasta ahora- enunció ella sin desviar en ningún momento su mirada.
-Entiendo. Te consultaré sobre el tema antes de ponerme a escribir sobre ello. Nos vemos la próxima semana.- Me levanté y me fui. No quería que la decepción fuese aún mayor.
La escritura era la única oportunidad de librarme. Estar en un trabajo en el que la mayoría de personas no comparte nada contigo, es insufrible. Tuve algunos trabajos en los que evitaba a toda costa cenas de empresa y otras reuniones por el estilo para no tener que escuchar la opinión de ciertas personas. Harta de mi situación trabajé mucho para poder dedicarme al completo a escribir. Cuando encontré esta revista, pensé que sería mi salvación, pero otra vez caí en la trampa.
Haré lo mismo que hice hasta ahora. Creo que lo de hoy era un último aviso. Ya no sé qué es mejor: si seguir en la revista o buscar otra alternativa mejor. Lo pensaré en un momento mejor, en el que no esté el dolor cegándome. Seguiré intentando buscar la manera en el que no se pueda ver a simple vista mis intenciones. Así hasta que de ello también me canse...
Llevo un par de años trabajando para una revista digital de cierta importancia en el país. Escribo pequeñas dosis de entretenimiento, nada profundo o relevante. He escrito sobre muchas cosas en mi vida, pero jamás pensé que fuese a estar tan limitada. Es eso o buscarme otro trabajo. Obviamente prefiero dedicarme a escribir de vez en cuando y hacer otras cosas a ser una esclava.
-¡Buenos días Julia! Parece que tenemos un problema contigo. Ya me han avisado de que has hecho otra vez de las tuyas- dice mi jefa leyendo la revista mientras me habla.
Laura no necesita tener un físico intimidante para ponerte nerviosa, solo con clavarte la mirada es capaz de hacerte dudar. Lo que más me gusta es que es muy directa, no tiene reparo en contarte las cosas tal cual ella las piensa. Lo hace con intención de que tú lo seas tanto como ella. La admiro mucho, pero solo busca lo mejor para su empresa.
-En realidad hice algo que pensé que sería bueno para todos. Algo poco habitual, pero que interesaría a todo el mundo- contesté dialogando de la manera más tranquila que pude.
Mi texto trataba sobre los problemas que sufrían las personas discapacitadas para acceder a algunos de los lugares más concurridos de la ciudad. Parece ser que aunque la gente sienta piedad por estas personas, a la mayoría no les importa leer sobre ello. Pensé que sería de gran ayuda. Otra vez me equivoqué al pensar que gustaría.
-A mí realmente me interesó lo que escribiste, pero no ha resultado tener el éxito de otras veces. Así que por ese motivo estamos aquí. Me gustaría apoyarte en esta decisión, pero ya sabes lo que te voy a decir. Si quieres mantener tu puesto, tendrás que seguir haciendo lo que hasta ahora- enunció ella sin desviar en ningún momento su mirada.
-Entiendo. Te consultaré sobre el tema antes de ponerme a escribir sobre ello. Nos vemos la próxima semana.- Me levanté y me fui. No quería que la decepción fuese aún mayor.
La escritura era la única oportunidad de librarme. Estar en un trabajo en el que la mayoría de personas no comparte nada contigo, es insufrible. Tuve algunos trabajos en los que evitaba a toda costa cenas de empresa y otras reuniones por el estilo para no tener que escuchar la opinión de ciertas personas. Harta de mi situación trabajé mucho para poder dedicarme al completo a escribir. Cuando encontré esta revista, pensé que sería mi salvación, pero otra vez caí en la trampa.
Haré lo mismo que hice hasta ahora. Creo que lo de hoy era un último aviso. Ya no sé qué es mejor: si seguir en la revista o buscar otra alternativa mejor. Lo pensaré en un momento mejor, en el que no esté el dolor cegándome. Seguiré intentando buscar la manera en el que no se pueda ver a simple vista mis intenciones. Así hasta que de ello también me canse...
Qué lamentable situación esa de verse atrapado en un trabajo que no agrada, yo ahora estoy pasando por eso y muchas razones de peso no me permiten dejarlo.
ResponderEliminarPues muchas suerte entonces. No es agradable para nadie. Muchas gracias por tu comentario. ¡Un saludo!
EliminarMe ha sorprendido mucho el estilo de esta entrada :) esta muy bien mucho ánimo!!
ResponderEliminarMuchas gracias Sara, como siempre. Un beso.
EliminarHay temas que sólo son para dedicarle un día mundial... Y es una pena que Uno no pueda ejercer su trabajo de manera libre.
ResponderEliminarMil besitos y feliz tarde.
Toda la razón, amiga. ¡Qué duro no poder hacer tu trabajo como quieras! Pasa una gran tarde.
EliminarUn saludo.