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Tras la puerta

No hubo mayor cárcel que la ética y sus normas. Estuvieron cerca las leyes que impusieron las personas basadas en ella. Sin necesidad de que en este mundo se te considere privado de tu libertad, no es necesario de una orden directa para verte aprisionado. Da igual que sea durante tu tiempo de vigilia o que lo hagas en el sueño más profundo, pues te perseguirá atormentándote lo máximo posible. ¿Quién se atreve a quebrantarla sin ningún tipo de rencor aunque el sueño tenga poco que ver con la realidad?

Me hallaba perdido en lo más remoto de mi cuarto, mas no me encontraba solo. La puerta podía parecer cerrada, pero sería incapaz de encerrar con ella el secreto. ¿Cómo habría llegado a mi cuarto esa persona que tantas veces acudió de la misma manera? Al principio fue motivo de alegría, pero no tardó en tornarse todo a un ambiente más gris. Sus brazos me rodearon sin problema creando un lazo imposible de deshacer. Los nervios crecieron al sentir que su boca se acercaba a mis contraídos labios. Algo dentro de mí ya alarmaba de que lo que estaba a punto de pasar estaba "mal". Comenzó todo forzado, pero fue una liberación. 

Esa maldita puerta no podría contener el tráfico en mi casa, así tuve que volver a mi cuarto y pensar en cómo podía explicar la situación. La ropa volvería a impedir el paso de la luz hasta mi cuerpo y mi rostro eliminaría cualquier expresión estúpida de felicidad que hubiese podido experimentar. No sé si las paredes podrían callar eternamente y si del armario no saldría nada capaz de guardar en su memoria. Odio tener que trabajar bajo presión, también esconderme como si algo que tantas cosas increíbles me ha hecho sentir fuese incorrecto.


Se abrió al mundo y en ella se terminó toda intimidad. Circularon por ella todas y cada una de las personas que vivían en aquella casa, que no la mía. A nadie le parecía rara aquella situación, así que pasaron para intercambiar ciertas palabras sin más. A mí lo que me apetecía en ese momento era regalar sin reparo mi cariño, pues parece que lo que residía en mi no era una tensión sexual, sino ganas de acortar al máximo nuestro espacio y unir nuestros mundo para que pudiesen fusionarse. ¿Por qué era malo llenar de besos la cara a alguien? Duele pensar que algo que debería ser tan normal, rompiese las reglas en alguna parte.

Es estúpido intentar desviar la mirada, pensar en otro lugar lejos de ti cuando tu presencia se hace tan especial o pensar en que quiero olvidar esto cuanto antes. Tengo que pasar de lado lo que pudo pasar en este bonito sueño y dejar de soñar con que pueda ser pronto una realidad. Piensa que aunque me quiera escapar cada noche por la venta, seguirá poniéndome nervioso saber que hay algo "malo".

3 comentarios:

  1. Lo único "malo" es que aún hoy alguien se considere dueño de la verdad, dueño de decidir qué está y qué está mal, que aún haya esta maldita necesidad de poner etiquetas... el Amor es Amor, y basta... poco importa de quien a quien, basta que sea bueno, que haga bien, que de serenidad...

    Me ha gustado leerte... un beso.

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  2. Yo creo que creerse dueño de la verdad y con prejuicios suelen ir de la mano. pero creo que has logrado un buen texto. Un saludo!!

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  3. me has maravillado con tu texto
    chin chin en un brindis

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