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Amigos de la infancia

Es la mano inocente de un niño de cuatro años ofreciendo su juguete, que sin saber muy bien como ofreció una amistad sincera y duradera con un persona a la que siempre podrás recordar y admirar sin miedo a que te defraude. Puede que mis cálculos no sean exactos, puede que haya mucho más tiempo recorrido, pero de lo que no dudo es que pasé un montón de grandes momentos contigo. Los primeros años de colegio, con a penas cinco años pudimos compartir enseñanza y vivencias como muchas personas envidian. Aprender a ser personas juntas, guardar miles de recuerdos en los que estuvimos presentes y no poder evitar sonreír al recordarlas.
Primaria nos separó en las clases, jamás pudo separarnos en las tardes de juego. La rivalidad en el deporte escolar de recreos jamás nos hizo nunca enemigos, tan sólo una diferente perspectiva. El mundo de nubes y estrellas era bonito mientras que pudiésemos compartir el tiempo libre. Muchos momentos en los que me relacioné con tus compañeros, en los que me sentí uno más de tu clase, uno más de tu día a día, pero yo quería ser tu mejor amigo porque tú eras el mío. Tuve mis momentos de tensión con mi clase gracias a mi acercamiento a la tuya e incluso pensé en cambiarme para poder compartir aún más cosas.
Cuarto y sexto tuvieron algo especial, una convivencia en la que podíamos vivir nuevas experiencias lejos de casa. Fueron grandes momentos de felicidad y alegría. Fueron unas grandes experiencias en las que tomamos los primeros pasos en algunas cosas casi a la vez, comenzar en nuevas cosas e intercambiar impresiones a cerca de cada una de las sensaciones. A pesar de que nos separaba la clase, no nos quitaron las ganas de jugar juntos una vez más. Todo guardado por siempre.
La niñez y los primeros pasos de juventud se ofrecieron de forma increíble en la que se puede contar miles de historias para intentar completar entre recuerdos de los dos, un puzzle que siempre podremos intentar completar. Cosas que no se cambiarían por nada en este mundo, recuerdos y momentos insustituibles.
El instituto casi nos separa, esta vez por algo más que una clase, casi acaba yendo a otro y menos mal que te quedaste con nosotros y de nuevo en mi clase. Juntos tras seis años en clase, creo que era difícil recordar por aquél entonces la sensación que estaba a punto de vivir de nuevo. Este sería el único año que compartiríamos, ya que el instituto fue para mí un desastre. No he tenido la oportunidad de volver a estar contigo en clase, pero no ha hecho falta para estar seguro tras tantos años que eres una persona insustituible en mi vida.
Palabras de agradecimiento y nostalgia no puedo evitar tener hacía tu persona. Es un gran privilegio para mí haber compartido todo esto y un montón de cosas más porque a pesar de haber hablado sólo de la vida estudiantil, tú sabes el montón de tardes y días que vivimos juntos, siempre imaginando miles de historias por vivir, miles de formas de pasar nuestras vidas que a pesar de no ser tan recurrentes yo sé que no quiero perderte nunca. Siempre habrá miles de cosas que recordar con cariño, miles de historias que contar a otros amigos y familiares para contar como formamos uno parte de la vida del otro. Es bonito contar con todo esto para poder seguir adelante, como una motivación extra.
Mi mano te ofrecí hace tiempo, es algo que puedes olvidar pero, lo que quiero que no olvides nunca es que mi mano siempre seguirá extendida, para siempre. Siempre que pueda intentaré ayudarte, sea hoy o mañana, la hora que sea, no importa, los amigos de verdad se merecen todo y más. Espero con esto poder demostrarte parte del aprecio que te tengo, que te guardo y que pienso conservar para siempre.
¿Cómo decir quédate pudiendo dejar irte? ¿Cómo decir nunca te olvidaré sin que pienses que quiero retenerte? ¿Cómo decirte te veré mañana sin dudar de que pase? No tengo miedo, sé que esto no ha acabado, sé que quiero seguir a tu lado aunque no sea tanto tiempo, contar contigo, hablar las cosas, discutir de aquellas cosas que nos encantan y nos fascinan... Si llegados a este punto todavía no tienes claro lo mucho que te quiero creo que no por suerte para ti podría quedarme toda la vida diciendo palabras y palabras para que puedas entenderlo, déjame que lo resuma todo en un te quiero.

Dedicado a mi amigo Alberto, al que con esto pretendo agradecer todo lo que hizo por mí, con todo mi cariño y aprecio. Un abrazo enorme hermano, de tu amigo César.

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