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Una carta inesperada

En día como hoy, día como otro cualquiera en un otoño poco soleado. Caminaba yo por las calles de mi bella ciudad. Paso lento para poder disfutar de las gotas te lluvía que se intensificaban por momentos. Me encanta cuando la lluvia cae y sé que no puede mojarme, sólo puede mojar la ropa que tapa mi cuerpo y mi cara que se empapa con un sonrisa de oreja a oreja.
El paseo cambió de rumbo sin saber realmente por qué. Esa mañana creí que sería interesante ver la lluvia como acariciaba las calles y sus árboles. Hubo un momento en que el agua era tanta que tuve que refugiarme en una parada de autobús. Allí estaba, una carta dentro de un sobre que alguien había escrito con tanto cariño y que ahora nadie podría leer excepto yo. No se leen palabras tan bellas todos los días. Por ello tuve que contener un poco mis lágrimas. La carta decía así:

"Querida amiga.
Yo quería mostrarte en esta carta todo lo que siento, todo lo que creo acerca de todo esto y que siempre podrás contar conmigo. Hace muchos años que nos conocemos, muchos años que hemos compartido en clase y fuera de ella. Te conozco desde hace mucho tiempo y no ha cambiado nada esa admiración que siento por ti. Eres una gran chica y tienes un gran corazón. Por ello creo que en vez de prometerte nada que no pueda cumplir, escribiré esto con el corazón para poder decir todo lo que siento.
Ayer recibí la noticia. No supe cómo encajarla. Es muy duro afrontar este tipo de cosas. Surgen los porqués y las respuestas parecen ausentarse debido a un bloqueo que sólo te deja llorar. La rabia de no encontrar consuelo en ese momento. El no me puede estar ocurriendo a mí. La pérdida de ganas y apetito porque crees que ya nada importa. Todas las estructuras parecen derrumbarse, pero, una vez que hemos tocado fondo, sólo podemos ascender. Con la fuerzas que poco a poco recuperaremos daremos la mano a ese ser que está en el cielo, para saber que nunca se ha ido y que sigue con nosotros.
Una vez hayamos llorado lo suficiente, a pesar de que sabemos que esa persona odiaba vernos sufrir. Una vez sentamos que el dolor se convierte en rabia para afrontar nuestra vida aún con más fuerza si cabe. Es momento de tomar a nuestro ser tan querido con un héroe. Todo lo que haya sufrido para vernos un segundo más con vida y felices no se puede perder. Es hora de atarlo todo con fuerza, mirar a la vida a los ojos y no tener que volver a derrumbarse nunca más. Haced que el cielo se haga inmenso con esa sonrisa que él nos manda para saber lo felices que le hacéis. Es momento de que ese orgullo que sentía por vosotros se haga cada segundo mayor que el anterior.
Cada hombre y mujer en la Tierra necesitan reconocimiento. Se necesita que alguien tome de su gran aventura sus grandes éxitos. De su lucha por llegar a la felicidad y a la del resto que los rodean. No es justo que sólo unos pocos llenen los periódicos en el día de su marcha y que del resto no olvidemos. Yo, una persona que jamás podrá describirlo como se merece y con toda mi humildad quiero decidarle unas palabras porque conozco a su familia y es maravillosa. Espero estar a la altura de esta persona.
Tú que te has levantado cada mañana, has mirado como el Sol recorría el cielo en tu camino, hasta que llegaba la noche, y podías decir que había sido un día intenso sin poder abandonar esa sonrisa. Tú que te hallaste entre el resto luchando cada día por seguir el camino, por no rendirte jamás te rindo mi admiración. Un camino largo y doloroso en el que nunca bajaste los brazos de verdad, en los que al tropezar no decidiste quedarte en el suelo sentado, en el que sólo tenías en mente avanzar. Poco a poco de tus manos se agarraban más personas. Querían seguir el camino contigo, levantarte si en algún momento era necesario y disfrutar con ellos grandes momentos. Nunca hubo razón para hacerles sentir dudas, sólo para mirar para delante una vez más. En el sufrimiento no abandonaste la sonrisa para demostrarles que todos podían seguir tranquilos. No te has ido con malas intenciones, sólo has decido amarles desde la cima porque creíste que en tu situación ya no tenían más que aprender, ya no querías más sufrimiento que darles, no querías más dolor, sólo querías tranquilidad y pasarte el resto del tiempo cuidándoles y amándoles como se merecen.
No hay nada que reprocharte. Has luchado hasta el final con todas tus fuerzas. Has dado todo tu cariño sin importar lo que costase. Por ello todos te dan las gracias y te recordarna con cariños siempre.
Esto no es el final. ¿Quién dijo que alguna vez lo hubiera? En momentos como estos es cuando te imaginas la llegada al paraiso de tus seres queridos. Una nueva forma de acompañarnos. Es bonito pensar que hay un lugar donde nos observan cada día, en todo momento con una gran sonrisa. Porque nadie se va nunca para siempre, siempre nos quedan miles de momentos e historias que recordar para que puedan hacernos una vez más tan felices. No debemos tirar todo el trabajo de esas personas por hacernos felices porque si fuera por ellos, nunca nos habrían dejado de abrazar y besar. Debemos mantenerlos vivos en nuestras cabezas y corazones. Un manera de devolverles todos esos favores.
No soy nadie para hablar de este tema. No estoy a la altura de las circunstancias. No sé si quiera si he hecho bien en escribir todos esto. Pero sólo quería devolverte una pequeña parte de todo el apoyo que me has dado en este tiempo. Una manera de darte las gracias por todo y darte razones para seguir disfrutando de la vida. Sé que no soy nadie para decirlo, pero creo que debes saber que todo va a salir bien. Que ahora es cuando juntos saldremos todos. Juntos cuidaremos unos de otros y juntos nos mantendremos hasta el final. Yo te ofrezco mi mano para siempre, sin remordimientos, ni arrepentimientos. Sabes dónde puedes encontrarme. Con todo mi cariño te regalo estas palabras que de momento no son mucho, pero que espero que sirvan por lo menos para que me tengas en cuenta.
Un abrazo enorme de tu amigo que te da todo su apoyo. Gracias por todo."

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