Asomarse a la ventana, encontrarse con un día tan oscuro como el que se lleva encontrando casi todo el invierno. Sentir el frío en los huesos y pensar que nada ha cambiado. Han sido un montón los días que han pasado, la calma sigue caminando entre aquellos que se perdieron en el camino y no volverá para nosotros. Yo la espero, los otros la ignoran, nunca la abrirán la puerta.
Sobre mis manos pasan pasan los mismo folios de siempre, las mismas letras, una porquería. Llevo tiempo detenido en mi progresión y la papelera escupe las bolas que intento regalarle. No se me ocurre nada nuevo, hablando siempre de lo mismo, da asco encontrarse siempre con el mismo resultado tras horas pensando para innovar. Te das cuenta de que todo ha sido una pérdida de tiempo. Decides salir a la calle, coges la cazadoras y sin mucho más te vas.
El Sol ausente te vuelve a dar la espalda, cuando estabas ante su presencia todo era más bonito, todo tenía otros sabor y las ganas de escribir te regalaba nada más que por la ventana asomarte. Debido a la falta de prisa hago los pasos cortos y lentos, intento alargar el tiempo tanto como me esté posible para poder situarme de nuevo en mi cabeza. Las calles no se abarrotan como antes, la gente opta por quedarse en casa, encerrados, viendo la televisión y su deplorable programación. Siento la soledad cada vez más latente entre mis carnes, siento como cada palpitación de mi corazón que tu presencia se halla más lejos de la mía.
Parece que el Sol intenta abrirse entre las nubes, llega algo de luz, parece haber escuchado mis súplicas y me detengo a levantar mi mirada hacía el cielo para poder ver si es de verdad él o es tan solo mi imaginación, jugando con mis ilusiones de nuevo. Todo parece mejor por momentos, tan solo ha sido mi pobre ilusión tendida de un hilo que acaba de romperse.
El paso se detiene cuando tropiezas y caes al suelo, el dolor no es mucho pero no puede evitar mirar a tu alrededor para percatarte de cuanta gente ha visto aquél desagradable hecho. En ese momento me vinieron miles de cosas a la cabeza, ésta se desentendió del mundo y quedé completamente desconectado del mundo. Parecía que había entrado en una parálisis de todo mi cuerpo, había quedado arrodillado y no podía levantarme, no era algo físico, eran los recuerdos que pesaban demasiado, mis palabras perdidas que detenían todo movimiento intentado y eran las lágrimas derramadas las que se amontonaban en mis ojos sin querer salir, solo para evitar mostrar mi cara de nuevo.
Allí estaba, inmóvil, triste y sin saber que hacer, el paseo ahora sí que me estaba pareciendo eterno y detestaba cada segundo que pasaba allí, en el suelo. No me gustaba que la gente se quedase mirándome al pasar y comentando mi situación. Mi rabia crecía por momentos, sería inútil ponerme así, no daría ningún resultado. En ese momento todo pareció aclararse, se mostraba en mi semblante la sorpresa de haber hallado la respuesta y me apresuré a levantarme todo lo rápido que pude para marchar de nuevo a casa. La carrera se hizo corta pero muy intensa y al llegar a casa los movimientos habituales se hacían torpes debido a la impaciencia.
Cogí en cuanto llegué a mi cuarto una hoja de las de siempre, pero esta vez parecía nueva. Cogí mi bolígrafo y comencé a escribir extrañado, parecía no reconocer mi letra, no hizo que ésta se parase. La ilusión me hacía sonreír de forma estúpida hasta que acabé la carta y la dejé en el buzón. La carta así decía:
Saludos a esos ojos que cada día y noche me dedican su tiempo a leer todo lo que escribo. Mi agradecimiento aquellos a los que muestran atención a mis palabras como si de un libro querido se tratase y a los que no pueden levantar su vista hasta estos escritos haber acabado de leer. Mis palabras os dedico aquellos que han creído en mí y que han esperado siempre a encontrarse con un buen rato de gran entretenimiento y lectura. Mi tiempo de escritura es vuestro, esperando a que podáis disfrutar tanto como yo de lo que todo ésto significa. Gracias de nuevo, a todos lo que permiten que pueda seguir con mi sueño. Sin vosotros nada de esto sería posible, no olvidaré vuestras palabras de crítica que me han hecho mejorar cada día un poco más y aprender de verdad lo que este mundo encierra. No tengo muchas palabras para describir tanto por eso os digo que espero que estéis mucho tiempo conmigo. Para todos vosotros, con todo mi amor.
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