Se alza el Sol sobre la mañana de primavera, mis ojos al ser deslumbrados se abren para averiguar aquellos que es lo que le estorba y no le deja seguir sumergido en su sueño. Me levanto de la cama sin muchas ganas y me acerco a la ventana para observar a través de aquellas enorme ventana lo que el viento se lleva con sus brazos y lo que el Sol alumbra con su rayos. Bonito día para comenzar una tarde de domingo en la que no tenía nada planeado.
-Hay algo para tí- dijo mi madre que se asomaba por la puerta y me daba los buenos días con una sonrisa.
Mi cara de asombro no podía ser mayor. -¿Quién se habría molestado en escribirme a mí?- Hacía tiempo que nadie me dirigía una carta que no fuese del banco o algo similar. Mi cara de asombro no podía ser mayor y con impaciencia me dispuse a ver su contenido para descubrir todo lo que aquel sobre me aguardaba.
Se suceden las ideas, se agolpan todas en mi cabeza, destruyen todas forma de salida, toda forma de tranquilidad. Todo era diferente, se había marchado aquella mentalidad destruida por aquella espera por la que nunca fui recompensado y por la que nunca debí haber comenzado. Es complicado pero preciso hablar de las verdaderas razones de por qué hago ésto. No es que haya dejado de escribir, no es que me haya quedado sin ideas, es más, cada día se me ocurre algo nuevo, pero no hay forma de seguir con ésto sin poder evitar divagar por otros mundos y acabar con la misma hoja en blanco del principio.
Esto supongo que tiene dueño, supongo que no hay más respuesta que pueda mandarle para aquella persona que me había manda aquella carta y que no puedo responder debido a su anonimato. Las cosas se complican cuando juegas a ciegas y la persona juega con la ventaja de poder vigilar los movimientos sin tú poder darte cuenta de ello. No importa en este momento si todo ha sido de forma sincera y hablaba con el corazón. No importa seguir esperando un poco más si merece la pena, pero si he de ser sincero las ideas se van viniendo a mi cabeza y temo no poder responder a esa carta como la persona merece, solo espero equivocarme de nuevo.
A mis manos llegó una carta, recogida en mano por mis padres del buzón y a mí entregada. Las ganas de saber más me asaltan y no poder hacer nada me ata. Jamás nadie me había dedicado tan bellas palabras sin haber podido mantener con aquella persona una buena relación o un gran ataque de sentimientos que te hierven en la lengua y tienes que dejar salir. Es un gran gesto, digno de mi admiración y de mi debida correspondencia. Reconocer que es la primera carta que recibo a mi casa de éste tipo no es para mí algo que deba ocultar sino para aquella persona ser una ventaja o ayuda (si es que es todo cierto). Siento curiosidad y a la vez miedo, alguien tan puro y digno lo único que merece es una justa correspondencia llena de amor y cariño que aunque yo no pueda corresponder otra persona lo pueda hacer en mi lugar o en el de otra persona.
Años admirando es tradición perdida del envío de cartas, como único contacto, como fuente de transmisión de tantas grandes cosas. Siempre me ha gustado escribir cartas, aunque no lo haga demasiado es una gran forma de hacer única cada una de las palabras de esa carta. Me encanta poder recibir como en esta ocasión tal obsequio y poder conservarlo a pesar de que las cosas no salgan como esa persona espera. No es que descarte ya la posibilidad pero como la gente que de verdad me conoce saber que yo ahora mismo no estoy seguro de poder mantener una relación seria como creo que me proponen.
Como ésta es la única forma de poder defenderme ante tales bellas palabras así lo haré. Darte las gracias por ello porque de momento no puedo hacerlo en persona y poder decirte que me ha sorprendido la magia de tus letras. Supongo que debo estar agradecido de haberme topado con este bello regalo que uno no recibe todos los días.
Decidí salir a la calle para pasear como cada mañana y barajar toda posibilidad. No había temor a equivocarme porque no tenía ni la más remota idea. Era bonito pasear por las calles de aquella soleada mañana en la que se podía disfrutar de las más bellas imágenes de la primavera. A diferencia de otros días el paseo se me hizo mucho más largo y entretenido. La verdad es que habían conseguido sacarme una sonrisa, habían conseguido que me ausentase de esta complicada realidad.
No había sido el mejor año de mi vida para mí y mi familia que tras marcharnos miles de kilómetros, abandonando todo lo que amábamos nos sentíamos engañados por aquellas estúpidas ideas de que todo mejoraría. La nostalgia me había invadido en infinidad de ocasiones y no había gran cosa que pudiese hacer salvo recordar solo lo bueno.
Fue una razón más para no rendirme en aquel lugar que ahora era mi hogar. Solo deseaba volver a recibir otra carta de aquella persona para poder saber más.
Qué bonito es recibir cartas
ResponderEliminarUOoOoOo cesar tio, me has ganado... MUY BUEN TRABAJO, veo que cada vez escribes mas y te superas, te lo curras, CRACK!!
ResponderEliminarY recuerda.... AVE CESAR!! JAJAJAJJA