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Condenado

Las palabras no pueden justificar sus actos, es demasiado tarde para intentar arreglar las cosas y volver a ser el de antes. Ya nadie que conozca tu pasado podrá mirarte a los ojos con el respeto que mereces y muchos dejarán de dirigirte la palabra. Sabes que las cosas no acabaron como te gustaría, pero ahora sólo puedes hacer de tu orgullo una gran barrera por la que nadie pueda escalar, un refugio para intentar olvidar todo lo que ocurrió aquella noche. Sabes que estás condenado de por vida y la cárcel sólo es un castigo menor al que va a recibir tu persona por el resto de los días.

Ya en el juicio todos te miraban con desprecio, evitaban sus ojos intentando intentar más allá de los suyos. Eres un animal que ha perdido el sentido de lo correcto y has perdido el derecho a que te crean un persona con un mínimo de sensibilidad, eres la mugre de la sociedad. No importa el tiempo que tardaras en derramar la primera lágrima, ni siquiera aceptar tu culpabilidad sin dudar ni una sola vez, sin justificar lo que has hecho sabiendo que las circunstancias no te fueron favorables. No vales nada, no eres nadie, parece que te perdonan la vida sabiendo que por un desliz has echado a perder todo lo que te importaba.

¿Qué importa la vida cuando los que más te han querido dudan de tu persona? A veces te imaginas encarcelado en otro país, caminando hacia la muerte mientras todo se desvanece y puede gritar en alto todo lo que piensas porque más tarde serás otro hombre expulsado de su vida sin su permiso. ¿Pero qué castigo es la muerte cuando hasta tú mismo no logras evitar tu tortura ni por un segundo? La vida por segundo se va desvaneciendo, ahora sólo tienes derecho a guardar silencio y dejar que todos opinen sobre algo que nunca podrán vivir, pero como creen ser personas justas pueden juzgar aquellas que parecen no serlo.


La sociedad te ha dado la espalda, sabes que pronto esa celda se abrirá y que no encontraras en tu libertad la paz que deseas. Todos hablan de perdonar, de segundas oportunidades, pero tú sabes que tú no podrás obtener ese privilegio si no es siendo otra persona. No hay nadie que no borre su sonrisa de la cara cuando le cuentas que has estado tus últimos años de vida en la cárcel por matar a una persona. Pocas se atreverán a no cambiar su opinión sobre ti e intentar conocerte mejor. Sabes de sobra que todo es mentira, que se puede fingir pero que la verdad te esquivará si quieres abandonar tu condena por unos instantes.

Tu persona pasa a ser propiedad de otros, no podrás definirte como crees ser porque eres una persona con problemas mentales y no sabes lo que haces. Todo es culpa de tu falta de cordura, es tan sencillo como eso, eres un monstruo sin sentimientos y no puedes compararte con otro ser humano, en todas las comparaciones sales perdiendo. Si por ellos fuera, te apartarían de su especie, prefieren pensar que ellos jamás podrían llegar a esos extremos de crueldad. No hay vida para ti de la que puedas disfrutar.

La palabra culpable parece haber sido tatuada en tu frente, como señal de peligro para evitar que nadie pueda acercarse. ¿Pero quién necesita la compañía de mentes tan cerradas y con miedo a conocer? No saben quién fuiste antes, lo que pudiste hacer por ellos porque creen poderlo juzgar todo con una cosa que saben de ti. No merecen ni tu respeto, aprecio o cualquier tipo de compasión. ¿Para qué intentar conocerles cuándo ellos tampoco se esfuerzan en hacerlo?

¿Todavía hay razón para mantener la esperanza? Creo que hace tiempo que dejamos de creer en todo aquello que nos cuentan sobre la sociedad. La justicia dicen, a pesar de saber que nos favorece en casos en los que no debería, no podemos pensar que han sido injustos en otros momentos. Seguimos creyendo en algo que deberíamos analizar desde el punto humano que se equivoca y que se encarga de cumplir. ¿Cómo va a ser la justicia algo en lo que creer ante todo si lo llevamos seres tan propensos al error como nosotros?

Una noche como otra cualquiera estaba en casa con mi mujer y mis hijos. Acabábamos de cenar y estábamos recogiendo la mesa cuando alguien llamó a la puerta. Mi mujer insistió en ir ella a abrir la puerta y así lo hizo. Un hombre con la cara tapada tras abrir la puerta la alcanzó con un enorme cuchillo en el hombro. Yo salí a su encuentro para salvarla, pero poco pude hacer, otra punzada a la altura del corazón había llegado más lejos de lo que debería y así acabó con su vida. Él sobre el cuerpo que se había abalanzado se encargaba de retirar el arma cuando conseguí de un empujón alejarle.

Sin ningún tipo de razón arranqué el cuchillo de mi mujer y se lo clavé en determinadas ocasiones sobre su pecho. La rabia me hacía destrozar cualquier tipo de tejido que por medio se pusiera. Mis ojos se nublaron y caí mareado. Al despertar se estaban llevando a mi mujer y mi hijo estaba aterrorizado. Si hubiera despertado unos segundos antes, seguramente habría acabado con mi vida también, pero no tuve oportunidad. En mis manos unas esposas y unos agentes que me acercaban hacia el coche delataba que mi vida habría acabado aquél día. Todavía me arrepiento todas y cada una de las veces en que pienso en ese momento, pero ya nada importa.

Las posibilidades eran infinitas, podría haber abierto yo la puerta, podría haberle dejado inconsciente en vez de matarlo, podría haber hecho tantas cosas que no habría podido suceder de otra forma. Estoy seguro de que si volviera a ocurrir, habría ocurrido algo muy parecido. No hay forma de solucionar mi error, nadie en este mundo podrá fingir que me entienda, sé que me equivoqué. 

11 comentarios:

  1. Muy bonito ,sobre todo por lo profundo de su contenido...

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    1. Muchas gracias por tu comentario. Espero seguir viéndote por aquí. Un saludo!

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    2. Sinceramente es una pasada el relato que has hecho, muy profundo y descriptivo, precisamente yo he estado trabajando en la cárcel y se me han puesto los pelos de punta...en muchas de las afirmaciones o percepciones que haces te acercas a la pura y cruel realidad, pero desde luego yo soy partidaria de las segundas oportunidades.
      Un saludo y repito, una pasada, me encanta tu trabajo

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    3. Muchas gracias por tu reconocimiento y apreciación. Me alegra que hayas podido darnos tu opinión al respecto. Espero ver pronto otro comentario tuyo por aquí.
      Un saludo.

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  2. si tu conciencia te dice que esta bien sigue adelante, nosotros somos nuestros peores jueces, la gente va y viene, pero nuestra mente se queda.

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  3. Hola césar, veo que has mezclado, no solo lo que pueda vivir un carcelario condenado injustamente sino que además según como se mire puede parecer esquizofrenia. No lo encuentro bonito, en todo caso, bien redactado. Son palabras muy duras. Puede ayudar a alguien pero me parece algo fuerte.

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    1. ¡Muchas gracias, Keren! Creo que has confundido mi intención, no intento describir a una persona que padece esquizofrenia. Siento si te ha molestado porque lo pareciera. ¡Un saludo!

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  4. César tu escritura imperecedera
    Leerte es no perderse es encontrarse con tu alma
    Gracias 🌷🦋

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    1. ¡Muchas gracias, Helen! Pues que siga siendo así. ¡Un saludo!

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  5. Todas las verdades en tu relato, amigo césar. Hasta los que más nos han querido dudan de nosotros.

    Mil besitos.

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    1. ¡Muchas gracias por pasarte, Auroratris!
      Un saludo.

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