El día queda filtrado por las nubes a punto de estallar. Ese olor a húmedo que necesitas que rompa en una fina lluvia que pueda darte un respiro de tranquilidad. Buscando algo que te pueda representar, que lleve a cabo eso que tanto odias hacer y de lo que no te atreves. Quieres sentir la empatía de algo, ya que nadie se ha cruzado hoy en tu camino que se haya dignado a preguntarte qué te pasa. No culpo a nadie por ello, simplemente que si la única opción es sentirme identificado con el gris cielo, prefiero no sentirme tan solo. Supongo que es normal, pero tampoco me apetece que mirar al cielo buscando una respuesta sea algo habitual.
No hace el suficiente frío como para sentirme cómodo en todo el día. Todo se antoja cuesta arriba y nada me parece normal hoy. Me apetece desviarme de vuelta a casa, pero obedezco órdenes para seguir una ruta casi milimétrica. A veces me gustaría poder gritar y hacer barbaridades como otras personas, pero yo no soy así. Soy alguien tranquilo a quien las tonterías no deberían afectarle porque lleva años luchando contra ellas. No me gusta sentirme atacado en ningún momento y me gustaría volver a recuperar la sonrisa que tenía hace tan solo unas semanas. ¿Dónde queda la ironía de todo esto?
Crees saber de la vida, caminar con paso firme allí por donde vas pero cuando la cosa se complica un poco, te afecta. El mundo parece que se derrumba de nuevo y apenas acaba todo de empezar. Los fantasmas acechan y describes de nuevo un círculo. Jamás hubo espiral, vana creencia que casi calló en dogma por dejadez. Ojalá sentir otra vez cómo despegar del suelo y estar a un paso más cerca del cielo. ¿Y es que no queremos todos sentir en carne propia esa sensación de estar flotando? Volver a la vida para darse cuenta que todavía te queda mucho por aprender.
Mi gran deseo es que no haya lágrima derramada en vano. Avanzar aunque no se tenga claro hacía dónde. Tener la certeza de que lo que haces tiene un fin y que poder dormir tranquilo sabiendo que estás un paso más cerca de tu objetivo. No es ser un soñador, quizás sea algo más como un buscador de fe. Una persona que sin duda no olvida el hecho de poder ser feliz. Estoy seguro de el lapsus pronto desaparecerá y podré ver mi realidad con claridad.
No hace el suficiente frío como para sentirme cómodo en todo el día. Todo se antoja cuesta arriba y nada me parece normal hoy. Me apetece desviarme de vuelta a casa, pero obedezco órdenes para seguir una ruta casi milimétrica. A veces me gustaría poder gritar y hacer barbaridades como otras personas, pero yo no soy así. Soy alguien tranquilo a quien las tonterías no deberían afectarle porque lleva años luchando contra ellas. No me gusta sentirme atacado en ningún momento y me gustaría volver a recuperar la sonrisa que tenía hace tan solo unas semanas. ¿Dónde queda la ironía de todo esto?
Crees saber de la vida, caminar con paso firme allí por donde vas pero cuando la cosa se complica un poco, te afecta. El mundo parece que se derrumba de nuevo y apenas acaba todo de empezar. Los fantasmas acechan y describes de nuevo un círculo. Jamás hubo espiral, vana creencia que casi calló en dogma por dejadez. Ojalá sentir otra vez cómo despegar del suelo y estar a un paso más cerca del cielo. ¿Y es que no queremos todos sentir en carne propia esa sensación de estar flotando? Volver a la vida para darse cuenta que todavía te queda mucho por aprender.
Mi gran deseo es que no haya lágrima derramada en vano. Avanzar aunque no se tenga claro hacía dónde. Tener la certeza de que lo que haces tiene un fin y que poder dormir tranquilo sabiendo que estás un paso más cerca de tu objetivo. No es ser un soñador, quizás sea algo más como un buscador de fe. Una persona que sin duda no olvida el hecho de poder ser feliz. Estoy seguro de el lapsus pronto desaparecerá y podré ver mi realidad con claridad.
Creo que es la primera vez que paso por tu espacio y tengo que decir que me alegra mucho que tú pasaras por el mío y dejaras un comentario porque eso ha hecho que llegue hasta aquí y halla podido leer este precioso post.
ResponderEliminarSoy melancólica por naturaleza y los días así, como dices me acompañan en muchas ocasiones. A veces son buenos, ayudan a reflexionar y a apreciar las cosas buenas cuando las tenemos -y las tenemos cada día aunque en ocasiones nos cuesta verlas-. Espero que un día sí te desvíes del camino y experimentes una nueva libertad. Te sigo y te invito también a formar parte de los amigos de mi blog. Me ha gustado mucho tu post, un saludo desde La Roca más Diamante del mundo
¡Muchas gracias por tu comentario, Sara! Me alegra que te haya gustado mi entrada. Espero verte más por aquí y yo poder leer más cosas tuyas. ¡Un saludo!
EliminarNadie tiene control ni por el pasado ni por lo que se puede presentar más si somos hacedores de la manera de reaccionar. El cielo nublado quizás no brinde respuestas al instante, pero después de estar sobre el pasto, o el lodo mirando sus nubes y pensando en letras así que escribir, la calma llega y como brisa fresca La Paz te envuelve.
ResponderEliminarGracias Cesar Por nuevamente dejarme sin habla🌷🦋
¡Muchas gracias, Helen! La que me deja sin palabras eres tú, que me quedo sin formas de darte las gracias.
EliminarUn saludo.
Detrás de las nubes siempre está el sol. Me reconozco en parte de tu texto,tan bien narrado. Por suerte para mi,pasó el gris,supongo, que hasta el próximo nublado.
ResponderEliminarUn saludo.
Esperemos que tarde mucho en pasar de nuevo. ¡Muchas gracias por pasarte por aquí, Yolanda!
EliminarUn saludo.
No es ningún lapsus. En cierto modo, es lo que todos andamos buscando. Un saludo!
ResponderEliminar¡Muchas gracias por tu comentario, Keren! Siempre es un placer tenerte por aquí. ¡Nos leemos!
EliminarUn saludo.
Nuestro camino en ocasiones está plagado de infortunios... Lo más importante en la vida es saber que después de todas las tribulaciones vividas cumplimos nuestra misión. Unos lo tienen claro, pero otros deberán hacer abstracción de muchos temas para llegar a este punto... Me encantó tu discurso y cómo lo ilustras! Saludos!
ResponderEliminar¡Muchas gracias, Marisa! Estoy de acuerdo. Un placer verte por aquí. ¡Un saludo!
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