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Reflejo

Un domingo de lluvia, uno de esos de los cuales tus expectativas se basan principalmente en pasar el día sin sumirte en el aburrimiento. Un domingo sin sol que pudiera dejarnos algo de respiro ante el frío que ha parecido instaurarse ya sin muchas ganas de marcharse. Un día de esos en los que supone que debes aprovechar para quedarte en la casa disfrutando de actividades que no sueles hacer cuando puedes salir a la calle y sentirte vivo.
Pero los días de lluvia no son tan malos como la gente piensa, gracias a todo lo contado anteriormente puedes tomar tú las calles, evitar el contacto humano y sentirte algo liberado ante la idea de no poder encontrarte a nadie por la misma acera que tú. Un día en los que te gustaría aventurarte en los lugares más alejados de la población con un ambiente especial. El sol se fue y con ello la gente que únicamente sale por la necesidad de asistir a sus compromisos sociales.
El día en realidad era por ambientar un poco, no tiene nada que ver con lo que voy a exponer a continuación, pero me apetecía distraer la atención de gente que no tenga verdadero interés por lo que escribo. El tema del tiempo es un tópico de conversación estúpida, quizá tendía que haberlo dejado todo en un día lluvioso, nublado y feo, pero sé que a la gente que se aburre leyendo tendrás más oportunidades de abandonar.


Esa mañana de domingo recibí el mensaje de un amigo, al parecer necesitaba hablar. Creí que algo le preocupaba o simplemente lo hacía por simple distracción o evasión. Acepté verme con él. Sin saber muy bien qué podía realmente preocuparle o de qué temas quería tratar, supuse que seguía su camino para llegar a ser los que ambos anhelábamos.
La lluvia no molestaría demasiado nuestras palabras, pero sería mejor ponernos bajo un techo. Cuando estuvimos alejados, dejamos que las palabras fluyeran. El rincón parecía por momentos enjaularnos, nos movíamos de un lado para otro cuando no sabíamos qué decir. Parecía que nos habían destinado allí sin mucho que poder hacer, ya que no sentimos la necesidad de salir allí sin poder sentirnos un poco atrapados.
Tocamos temas sin demasiada importancia, creo que ambos sabíamos qué es lo queríamos tratar. Pasando varias veces por encima sin tener demasiado claras las cosas, se sucedían las ideas para acabar con el silencio que por momentos se establecía.
Su indecisión tengo que admitir que me angustiaba. Es complicado ahogarse en tan tremendo mar por el hecho de encontrarlo. Las olas te llevan de un lado para otro sin promesa alguna sobre el final. Pero pude observar en sus palabras hundirse poco a poco. Hacía tiempo que estaba esperando escuchar esas palabras de su boca o la mía. Lo único que me consolaba ya era que el pudiera llegar a donde yo jamás podré ser capaz.
Sus palabras llegaban a mis oídos sin una sorpresa que pudiera hacerle dudar de todo, puede que así no le ayudara. Quizás me di demasiado tarde cuenta de que quizás debería sacarle de aquella situación. Mi intento de animarle en su camino, puede que sea un acto egoísta y despreciable ante la posibilidad de todo lo que podría ocurrirle. Si soy sincero conmigo mismo no podría permitir perderlo sin más, hacer de todo ello algo normal y que las cosas siguieran su curso sin más. 
Puede que todo sea cosa de mi imaginación, una imagen que se encierre en mi cabeza. Una sombra que refleja mi deseo de convertirme en eso que deseo, un recuerdo que me arrebate la claridad en mi mente para poder afrontar el fracaso. La única forma de ver el logro, de esperar respuestas a mis preguntas a las respuestas que en mi lejanía de la suya no puedo contestar. La persona que necesito para dar el gran paso.
Es doloroso aceptar la derrota, pero no podemos hacer de otros la victoria. A pesar de saber que podría llegar a la calma, a lo más alto del ser, temo que las cosas no salgan del todo bien. No pretendo que mis palabras vayan a echarle para atrás, porque esté donde esté, en mi mente o en su casa, quiero mostrarle mi apoyo dejándome el egoísmo que nubla mi vista.


La tarde pasó sin demasiado detenimiento, cada uno siguió con su camino. Sigo indeciso ante qué pasará, puede que esté mejor sin mí y sin nadie. Sigo sin tener claro qué opción es más egoísta, si dejarle ir cumpliendo todo que esperábamos para poder saber cómo se siente, o apartarle de todo aquello y que encuentre un lugar donde refugiarse lejos de sí mismo... 

2 comentarios:

  1. Yo también creo que en casos como estos no vale la pena preguntar, más vale esperar a ver si se decide a decir algo. Como viene a ser habitual, me ha gustado mucho!

    Un saludo

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  2. Me alegra mucho recibir tu comentario, siempre es un placer. Muchas gracias. Un saludo.

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