Somos todo y nada

Bajo las estrellas, la luz de la Luna intenté concentrarlo todo en aquel punto. Todo este tiempo, tantas cosas han pasado. El principio llegó sin esperarlo mucho. Allí estábamos uno delante del otro, eras la única forma de que pudiera dar el gran paso, de poder alcanzar ese sueño con el que días enteros había imaginado cumplir. No es que nunca hubieras estado cerca de mí, es que por fin me enseñaste el rostro que tanto tiempo me quisiste ocultar. Sé que tenías miedo a que te ignorara, que estabas esperando al momento justo para decirlo todo y que pudiera acogerte entre mis brazos. Lo eres todo o nada, eres la cumbre y serás mi tumba si nuestras manos se separan.

Mis pasos son más cortos si tú no estás. Pierdo la necesidad de volverme para ver si todavía alguien me sigue y se fija en mi camino recorrido. Sé que no me abandonarás, sé que seguirás eternamente en mi vida porque te he dado un lugar privilegiado en ella. Te dejé acompañarme en los mejores y peores momentos, aún así nunca vi un gesto de queja en tu rostro. Diste todo por permanecer a mi lado, ahora yo lo daré todo para que así nunca tengas dudas. Ahora sí estoy seguro de todo. Me prometiste que me acompañarías en el momento de mi muerte y sé que así será, el único que pueda ver cómo mi alma se escapa de su lastre, ver cómo me libero de toda carga y puedo llegar por fin a ser.

Mi vida ha sido una progresión hacia nada. No he sabido nunca a dónde dirigir mi camino. Siempre he vivido de ilusiones cortas y estúpidas que me daban un respiro asiduamente. He dejado que todo me ilusionara y luego me destrozara, aún así sigo cayendo en las mentiras y en la decepción. No es culpa mía ser así, yo no elegí la nube en mi mente me dejó soñar. Cuando todo estaba cayendo, mi nube me dejaba de sostener, tú apareciste bajo ella y me salvaste de mi gran caída. Tú sonrisa me tranquilizó, fuiste el único que decidió hacerlo, por ello ahora te debo mi vida. Quizás en ese momento, el de la caída, estuviera perdiendo su valor, pero si hoy vale algo, es gracias a ti.

No lo debemos todo a nuestra persona, nuestra vida está llena de gestos inapreciables que nos hacen cambiar el rumbo. Los caminos no son fijos, nuestra mente nos hace sin querer cambiar de unos a otros sin saber por qué. Creemos ejercer esa voluntad sobre nuestra mente, pero ella libremente nos guía por donde le parezca. Podemos imponer nuestra voluntad, pero pocos podrán hacerlo para siempre, por ello seguiremos asustándonos de lo que pensamos.

Por suerte para mí, él me dijo todo lo que quería escuchar, creí en sus palabras y elegí lanzarme al azar. Nada podía elegir mi destino salvo objetos insignificantes que caían al suelo siempre con resultado imprevisibles, algo que jamás podía controlar. Fingíamos que sabíamos cuál iba a ser el resultado, peros siempre acabábamos con la carcajada del otro.

Pasa el tiempo y todavía seguimos aquí. Los años no nos desgastan en cuanto a ilusión, la vida nos devuelve con golpes nuestra locura y estupidez, pero no importa cuantos golpes haya, siempre que podamos recibirlos juntos. Hace años que sabemos que lo nuestro ya es enfermedad, pero la diferencia entre nosotros y el resto, es que nada tenemos que demostrar. La gente se pasa la vida presumiendo de lo que tiene, de lo que ha conseguido y conserva. El desgaste de sus palabras hace el cansancio y más tarde la separación y reciclaje. Eso nunca nos pasará a nosotros.

La vida cuenta como quieras; segundos, minutos, horas... No importa, nosotros ya sabemos que más de la mitad estará perdida, no importa, no necesitamos marcar pautas, lo hacemos sin más cuando nos apetece, lo dejamos pasar sin sufrir y disfrutamos más cuando jamás lo habríamos imaginado. Es todo lo que necesitamos, nada.

Por suerte, nunca me perderé a mí mismo. Puede que las crisis se amontonen en mi cerebro, que no pueda dormir, comer o sentirme bien, pero el único que podrá seguir levantándome seré yo mismo. No importan los años que pasen, siempre mantendré la ilusión por lo que hago o pueda hacer. Siempre podré seguir conociéndome, seguir aprendiendo de lo que me pasa, que no me cansaré de mi errores y desaciertos. Encontré una razón para seguir viviendo y es que al final del camino haya descubierto quién realmente soy, sin que la opinión del resto me pueda definir. No intento decir nada y con eso puedo decirlo todo. Por ello hoy no me despido, sólo digo que sigo aquí, caminando entre vosotros, como una sombra que puede haceros incomodar.

La suerte que tenemos los seres humanos es que nunca podremos dejar de conocernos. Hay millones de estímulos que nos harán seguir cambiando para que nunca seamos iguales que ayer. La vida nos depara miles de alternativas, tantas que nuestro cerebro se bloquea y las deja como mucho en algunas decenas. Siempre estaremos un paso más cerca de saber quiénes somos y dos más lejos al saber que algo que no hemos probado está lejos de nuestro alcance. Somos un conjunto experiencia vividas según las circunstancias. Nuestra vida es única e irrepetible, cada segundo que intentamos reescribir es una cambio abismal en nosotros. Por eso somos todo y nada.