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Suicide

La precipitación al vacío cuando nos nos salieron las cosas como quisimos. El intento de acortar la caída recordando tiempos mejores. La destrucción de toda ley moral que pueda impedir nuestro salto. La valentía con la que afrontamos nuestro último acto. La liberación de todo el peso que soportaba nuestra espalda sin poder haber llegado a la rebeldía. Ya no importan lo errores por los que decidimos llegar tan lejos, sólo se intensifica cada segundo, segundo único con el que cada vez nos encontramos más cerca de desaparecer. Sigo sin ver cobardía en mi acto, ahora soy el único que podrá elegir sobre este caso. Las opiniones ya dejaron de importar. ¿Los valientes son aquellos que temen a la muerte o los que la miran a los ojos y deciden entregarse a ella sin correr en dirección contraria?


El ser humano es cobarde por naturaleza. Desde los primero estímulos externos incapaces de reconocer, cerramos los puños y evitamos poder sentirlos cerca de nosotros. El ser humano desvía la mirada, intenta esconder su mente lejos del momento que nos incomoda. Intentamos evitar los pensamientos que nos atormentan, así creyendo alejarlos tanto como fuera posible para sentirnos seguros. Esquivando los momentos que se nos presentan como algo desagradable eligiendo un camino que en principio no íbamos a tomar. Elegimos siempre que el miedo se acerca el camino más rápido y sencillo, enfrentarse a ello es sólo para gente alocada y que no teme sentir el dolor.
No somos amantes del dolor, es la locura la que nos hace sentirnos atraídos él. La falta de aprecio por nuestro cuerpo lo que nos hace meternos en peleas sin sentido. No hay justificación para quien quiere sentirse en los parámetros del dolor soportable, sintiendo cómo nuestro dolor nos anuncia algo que no le favorece y disgusta. Al cuerpo le gusta sentir únicamente el placer, quizás sea porque es más difícil de conseguir y más fácil será para acostumbrarse. 
El placer es analgésico, algo que nos hace sentir mejor cuando el dolor es intenso. Nos hace apreciar un poco más la vida. Cada segundo en el que el placer es corto e intenso, algo que no cambiaríamos por otro tipo de sensación. Todo es bonito cuando hay placer, pero el placer nos hace débiles ante el dolor, débiles ante la vida que no precisamente es un continuo placer. Nos hace decaer ante la expresión mínima de dolor como si fuera lo peor que nos podría ocurrir. El placer nos hace débiles, pero es necesario para no caer en la locura.
El dolor en cambio es algo que nos hace ser más fuertes. La acumulación del dolor, nos hace más resistente a ello. El dolor hace que las expectativas de recibir placer en la vida bajen y que podamos disfrutar más del placer. El dolor es algo que nos asfixia, que nos oprime y que no nos deja reaccionar, sólo buscando la forma de evitarlo. El dolor es placer para pocos, el placer para quienes se fortalecen de la vida, para quienes buscan sentirse impasibles ante él. El dolor también es una forma de escapar de la vida real.


El dolor te ayudó a elegir el momento. El momento justo, perfecto para decir adiós. No temes a lo que pueda ocurrir después, ya nada te podrá hacer sufrir más. Elegiste que el fin fuera así y no tendrás que martirizarte pensando en cómo podría haber sido si tu no lo hubieras buscado. No hay momento que detenga el tiempo como este, pues por una vez en tu vida podrás detener tu reloj, el tiempo dejará de pasar por ti.
Fuiste el único sol que jamás te abandonó, la única luna que jamás dejó de alumbrarte en la noche. No tuviste miedo a que te abandonaras y así siempre estuviste a algo unido. No gritaste cuando todo de abrumaba, no pediste aplauso cuando tus metas alcanzaste, por ello nunca te decepcionaste. Ahora eres el único que podrá asistir a su propia muerte, el único que te dedicará unas últimas palabras que te consuelen. No necesitaste seguir al resto con sus ideas de llegar muy lejos en el tiempo y pudiste decidir cuál sería el mejor momento. 
El tiempo es un estado de completa obsesión mental. Todo tiene un principio y un final en el tiempo, pero el ser humano es de las pocas cosas que puede elegir su final en él. Querer ponerle final a tu vida es algo de los que muy pocos se van aprovechar, pero de algo hay que estar seguros, jamás habrá arrepentimiento en la acción del suicidio.
  


8 comentarios:

  1. Hay una melodía suave y confortable en tus palabras que no me deja pausar la lectura. Espero que nunca cese tu impulso por la escritura, ya que gracias a él puedes brindarle a mentes curiosas el placer de una lectura llena de contenido, para que no tengan que resignarse al continuo vacío de las publicaciones actuales.

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    1. Muchas gracias por el.comentario. Gracias a comentarios como éste, no puedo evitar seguir escribiendo y sin evitar cualquier tema. Seguiré escribiendo, no lo dudes. Me alegra saber que te haya gustado. Espero próximos comentarios. Un saludo.

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  2. Me ha impresionado todo el texto, pero la última frase me ha dejado algo en qué pensar... Increíble, no todos los textos me dejan esa sensación... difícil de definir.
    En mi opinión, siempre he pensado que el suicidio tiene algo de valentía y cobardía. Valentía por enfrentarte así a la muerte y al tiempo incluso; pero también es de cobardes, ya que no intentas demostrarle más al mundo, no esperas qué va a pasar, te rindes sin más...
    Claro, en éste sentido viene genial una de tus frases: "El placer nos hace débiles, pero es necesario para no caer en la locura" Hay que tenerla en cuenta para no destruirnos a nosotros mismos, para saber que también existe el dolor.

    Bea.

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    1. Muchas gracias por el comentario Bea. Me alegra saber que haya provocado en ti esa sensación, sé que la mayoría de la gente sólo ve el suicidio como un cúmulo de malas sensaciones, pero hay otras visiones.
      Es bueno que te haya hecho reflexionar, siempre me gusta mostrar la cara de la moneda en temas que parecen estar tan cerrados a una sola interpretación.
      Espero próximos comentarios. Gracias de nuevo.

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  3. El filósofo Schopenhauer argumentaba que la vida era dolor y que la existencia carecía de sentido sin él, influido por sus tendencias orientales , sobre todo el Budismo, afirmaba que el sufrimiento podía aparecer a causa de un deseo o una necesidad y que el dolor se mitiga en cuanto se satisfacen. También asegura que es algo que sólo va a peor porque al colmarse un deseo acaba apareciendo otro. Así pues, Schopenhauer decía que lo único que se puede hacer para acabar con el sufrimiento era la muerte, decía que la muerte de quién pretendía abandonar el sufrimiento era la expresión categórica de la voluntad de vivir, diciendo así que es el absurdo de una vida igual de absurda.

    Aprovecho para pasarte el link en el que te menciono a ti y a tu blog en el mío http://absurdateoria.blogspot.com.es/2013/11/un-mordisco-para-entender-mi-mundo.html y aquí está http://absurdateoria.blogspot.com.es que es el blog en sí, Un placer leerte, como siempre. :)

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  4. Muchas gracias por el comentario y por darnos esa visión de Schopenhaeur. Creo que es bastante correcto mencionarle en esta entrada. Me alegra saber que haya podido gustarte.
    Pasaré por el blog para ver como queda la entrada. Es un placer poder formar parte de tu blog y poder expandirme un poco más.

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  5. Siempre me he sentido atraido por la mente del suicida, nunca dejas de aprender. Lo de los puños cerrados en cuanto nacemos, no lo sabía... curioso... Saludos de Traffic Club y El Talco Negro.

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    1. Muchas gracias por el comentario y por pasarte. Es cierto, nunca dejamos de aprender. Un saludo.

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