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Solo una vez más

Se oye un grito a lo lejos pero no es lo suficientemente alto como para que pueda hacerte salir de aquella habitación. Llevas encerrado ya varios días, semanas e incluso años, pero no sigues la cuenta. Nunca nadie se ha atrevido a pasar la puerta, ni siquiera para escuchar qué es lo que hay al otro lado, pero no importa, creo que no sería agradable para la persona que entrara. Tanto tiempo sin contacto humano no va ha facilitarme y agradarme intentar mantener una conversación con una persona que realmente intente encontrar en mis palabras alguna explicación a mi actitud. No sé si tras esa puerta se encontrará el más gélido de los inviernos o el desierto más caluroso del mundo, ya no recuerdo el día en que llegué aquí.
De mi vida anterior sólo recuerdo que aprendí a leer y escribir a los cinco años, que me gustaba hacerlo siempre que podía y que adopté en mi adolescencia unos gusto algo extravagantes para gente de mi edad. Es lo único que realmente me interesa recordar, no se necesita más para una vida en la que tus recuerdos se mezclan con las historias de los grandes personajes de la literatura y que con cada nueva lectura, acabas sintiéndote cada vez más identificado. Todas esas historias son un vago recuerdo en tu cabeza: familiares de lugares que nunca habías visitados, historias que creíste compartir con personajes que están muy lejos de tu época... Nada importa, no sé ya ni quién soy y tengo miedo a que uno de esos protagonistas haya sido yo, no me gustaría que me encerraran de tal manera.
Muchas noches me acerco a la puerta, doy una serie de toques como si estuviera comunicándome en un lenguaje que yo mismo había inventado y espero a que alguien me conteste para saber si puedo salir. Cuando me aburro de esperar, tomo rumbo a la cama y me vuelvo a convencer de que no necesito salir de aquél sitio. Nadie necesita salir del lugar que un día eligió como su refugio, su fortaleza y donde tiene todo lo que un día deseó. Ya no sé si algún día aprendí matemáticas, física, química o alguna asignatura que no tenga que ver con mis libros porque a veces cuando tengo algún tipo de duda sobre ello, consigo contestar pero no sé si se trata de puro azar o que realmente estoy en lo cierto.
Parece que la vida me dio de lado en varias ocasiones para que eligiera esta alternativa, al parecer la vida puede llegar a ser muy interesante. Muchos libros puede que tuvieran sentido antes de mi encierro, pero ahora me parecen escritos en otro idioma porque no comprendo a qué se refieren con muchas palabras. Los diccionarios me ayudan con cosas materiales y con forma en la que mi mente puede crearse a partir de simples definiciones. Pero aquellas que se salen de ese grupo y de las que en los libros hay cientas de definiciones, sólo puedo intentar hacer un dibujo con el que dejar claro cómo podré imaginarlo la próxima vez.
Tengo un espejo que lleva tapado mucho tiempo pues no me atrevo a destaparlo. No sé cuanto tiempo lleva así, pero por alguna razón así lo habría dejado. Puede que sea porque alguna vez que mirara allí sintiera terror con aquello que se reflejaba, desde entonces sólo puedo ver mi cuerpo a través de mis ojos, tanto cuanto ellos me permiten. Quizás fuera porque tenía miedo a encontrarme algo que no pudiera ser real, ya que el reflejo no dice nada de la persona, es algo que se va según nos vamos apartando, no es nada si no estás tú y por ello es una imagen contaminada.
¿Qué importa si alguna tuve nombre, si alguien me reconoció como su amigo o si encontré alguna vez la verdadera paz? Aquí nada importa, puedo hacer cuanto quiero, cuando quiera sin sentir el rechazo de nadie por ello. Esto es la supuesta libertad en mi espacio porque no puedo atravesar las paredes que me encierran con mis ideas y que no me dejan salir en las noches a caminar para observar las estrellas. Esas estrellas son las que me consuelan al mirar por la única ventana que me permite comunicarme con el exterior y por la cuál sólo puedo ver el cielo. Fui privado de todo lo demás pero ahora ya nada importa.
El pasado es algo que se pierde con el tiempo. No vale nada cuando todo el mundo se ha olvidado de ello. El pasado es algo vacío e irrelevante para nuestro futuro, porque sólo dependemos del momento en que queramos labrarlo. Si la última pieza queda mal colocada, el resto no habrá sido un trabajo tan valorado porque un fallo cuando todo estaba a punto de terminar a perjudicado a nuestro actos pasado. El mundo no olvida los errores y olvida demasiado pronto los aciertos. Los errores son algo que no todo el mundo aceptará perdonarte y los aciertos son algo que tendrás que estar reafirmando continuamente.
¿A quién a quien realmente tienes algo que demostrar? ¿Al mundo o a ti mismo? 

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