Buenas noches a todos. En primer lugar quería agradeceros a todos vuestras visitas, comentario y críticas, en especial a aquellos que día a día han seguido mis relatos y siempre han tenido algo que decirme al respecto, muchísimas gracias, de corazón. En segundo lugar quiero compartir éste pequeño cuento infantil para que podáis opinar a cerca de mi capacidad para realizar este tipo de historias ya que he pensado en participar en un concurso de cuentos infantiles en el que espero aportar algo bueno. Todo tipo de críticas serán bien recibidas. Espero que os guste. Gracias
La noche se enciende al descubrir llegar la nube que se acerca a llamar a mi ventana. Confusa me pide ayuda aterrada, unos niños se la han intentado rociar un con azúcar para comérsela. Como yo tenía hambre me dispuse abrirle la ventana. Allí estaba ella delante mía temblando y la tuve que pedir que no se pusiese a llorar porque si no me llenaría todo de agua pero ella me prometió que así sería. Cuando me aparté para que ella pudiese entrar pude sentir su cuerpo frío y su aroma a campo lluvia.
Por fin entró y la señalé que se sentase en mi cama dónde con mi dulce canto de las setas que comían gnomos para hacerse gigantes para que se calmase un poco. La conté que nunca había tenido la oportunidad de estar con una nube tan cerca y mucho menos en mi casa. Me levanté y la dejé que se tumbase para descansar en mi cama porque estaba muy cansada de correr.
Me marché a la cocina con cuidado de no hacer mucho ruido. Busqué en el armario el azúcar para conseguir lo que los otros niños no habían conseguido. Lo cogí y volví a la habitación pero me perdí y con tan mala suerte de que caí por las escaleras que llevaban a casa de mi amiga la oveja de la nata.
-Buenas noches dulce ovejita- La dije mientras que me intentaba recuperar del golpe.
-Buenas noches adormecidos encuentros- Dijo la ovejita con una gran sonrisa mientras los ojitos se le cerraban.
Era pequeña, de ojos enormes y su cuerpo cubierto de nata que le protegía de los inviernos más asfixiante del lugar. La ovejita era muy graciosa pero nunca conseguía entender a lo que se refería con sus ocurrentes palabras. Decían por los peces de las televisión que era debido a sus dietas a base de flores con golosinas. La pobre no tenía una dieta muy saludable y encima como estaba un poco viejita le afectaban a la cabeza.
La casa de este noble animal era de galleta, con ventanas de caramelo a las que la oveja les daba lametones cuando tenía hambre, puesta sobre una maceta gigante que estaba sostenida por una serpiente enorme. La serpiente era enorme, de manchas rosas y verdes intentaba mantener recta la maceta pero le era imposible en las últimas horas del día dónde el sueño empezaba avisarla de que era hora de dormir era cuando más se tambaleaba. Yo siempre me acercaba a saludar, la señora Serpiente coloreada, a pesar de no saber muy bien si ella conseguiría saber que siempre me acercaba a dedicarla algunos segundos. Su cabeza al parecer se encontraba dentro de la maceta, enterrada por miles de plumas de las gallinas voladoras.
Como siempre, a mí me alegraba un montón ver a mi amiga la ovejita por eso siempre que me iba a despedir la daba un gran abrazo. Ésta vez como tenía hambre cogí un poquito de su nata con el dedo y me la tomé, estaba deliciosa y sentí un escalofrío muy calentito en mi cuerpo tan agradable.
Cuando me despedí de ella me dispuse a llamar a una de las gallinas voladoras para que me devolviese a mi casa. Conseguí que una me hiciese caso y me monté en su espalda. A pesar de lo pequeñas que eran tenían una fuerza increíble y consiguió llevarme a casa sin ningún problema. La dí las gracias y como recompensa un gusano de cereza.
Por fin estaba de vuelta en casa tras tan larga excursión por casa de mis vecinos. Me acordé de que la nube todavía estaba en mi habitación y fui corriendo hasta la puerta. Cuando fui a abrirla miré a través del hueco que había y quedé completamente impresionado. No me había fijado pero era una nube tan bonita. Me quedé observando un rato y decidí a entrar. Sintió que entraba y se levantó preocupada porque llevaba casi una hora fuera.
-No te preocupes, estoy bien. ¿Qué tal te encuentras? ¿Estás mejor?- Dije preocupado por aquella nube tan dulce.
Me senté a su lado y estuvimos hablando durante unas cuantas horas y disfrutamos un montón de aquella experiencia los dos y desde entonces viene cada noches hasta mi ventana para saludarme, hablarme y disfrutar de tanto como aquella noche.
Hay grandes momento en la vida que nos hacen toparnos con grandes personas y que si tenemos esa suerte que tuvo nuestro amigo, podremos contar con ellos para siempre. Un amigo es algo único e irrepetible porque cada uno es diferente, porque cada uno nos aporta algo de forma diferente. Un amigo es algo que debemos conservar como un tesoro y no dejar que nada ni nadie nos lo quite.
Este cuento se lo dedico a una niña muy especial que se llama Eva y a la que espero que le haya gustado mucho esta historia. Sigue siendo tal como eres y no cambies nunca. Con todo mi cariño.
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