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Pinceladas del pasado cáp. 2

A veces nuestras historias parecen incompletas, parecen buscar un sentido, ausente por la falta de respuestas a tantas preguntas. Encontrar las respuestas para darle sentido a nuestro pasado parece a veces enreversarse demasiado y parece que nunca llegarán. Pero son las ganas de Megara por seguir luchando y encontrar todas las repuestas.
La insistencia en ocasiones se presenta como único camino, como única esperanza, por eso, tenemos que dejarnos llevar y seguir el camino hacía la verdad. ¿Por qué pensarlo si más tarde nos vamos a arrepentir? ¿Por qué pensarlo si acabará con nuestras dudas que tanto pesan en nuestro corazón? Demasiado tarde para parar las ganas de ésta chica por llegar al final.
Espero que disfrutéis del segundo capítulo de esta historia escrita por mi amiga Bea. Disfrutad todos de su talento y pronto descubriréis el desenlace hecho por mí.


12 destinos me aguardaba la lista, y uno tras uno veía como terminaba en un vano y bochornoso intento.
Finalmente fui a las oficinas, pero ya no me quedaban esperanzas, debía de ser mentira eso de que fue lo único que quedó tras el desliz de la curiosa Pandora. Pero una vez hube entrando en ese edificio sentí una sensación que me recorrió el cuerpo, fue realmente como si después de tantos años hubiera regresado a casa. 
Nunca olvidaré como era tal edificio. Era muy moderno y europeo, con líneas rectas y perfectas. Había una gran puerta negra metalizada con un brillo y claridad tal que la de un espejo, que daba a las escaleras del sótano. Junto a ella había un gran perro, muy fiero y con cara de pocos amigos, aunque yo le debí caer bien, nunca me gruñó y siempre me dejó acariciarlo.
En el vestíbulo había un sillón, moderno, sin respaldo, como ideado para recostarse; y en un mesita del mismo nivel había un centro de mesa, con un racimo de uvas metalizado. Tras estos, un ventanal dejaba entrar una intensa luz solar, no cualquier sol, sus rayos traspasaban mi piel de una forma tan relajante que me transportaba a mi infancia, mis paseos en familia por la finca de mi abuelo, en el atardecer, con el sol en la cara.
Había un ascensor en un lateral, y del centro emergía una escalera en espiral, con un brillo espectacular, en el que se reflejaba el cálido sol. 
Recuerdo que cuando llegué, ansiaba hablar con el jefe de la empresa, el que pudiese esclarecer con seguridad que personas en Grecia tenían el poder y la fuerza como para manipular una investigación por asesinato y acabar con pruebas, posibles testigos y las vidas de los que ansiaban justicia. 

El edificio contaba con 20 plantas, y en las ultimas 2 se encontraban los propietarios y máximos dirigentes de la empresa, que eran 11. Eran grandes expertos en la cultura griega, tanto la clásica y antigua como la actual. De hecho, la empresa es de las únicas que ha sobrevivido a la crisis que arrasa Grecia en estos días.
Tenía fe en que me proporcionarían datos esclarecedores, que podría utilizar en mi investigación.
Estaba muy nerviosa, pero contaba con el apoyo de Hugo, parece ser que su nombre también procede del griego ¿coincidencia? No era un recepcionista simple, parecía colocado allí con absoluta confianza, y su opinión era tan respetada como la de cualquier dirigente; incluso parecía uno de ellos. 
Estaba muy impresionado con la reacción del perro guardián al conocerme.
-¿Cómo puede tener tan mala fama? Es muy manso.
-Lo has domado con tu energía y el brillo de tus ojos, parece que hubieses sido tu misma quien lo crió desde cachorro.
Hugo siempre estaba en la recepción con el ordenador y un café en la mano, sin mucho trabajo. Cuando le hablé de mi deseo por tener una entrevista con cada uno de los dirigentes, impresionado e interesado me pidió que empezará con él, a si que le conté mi historia. Su reacción fue de una espectacular sorpresa, hubo un momento en el que creía que me reconocería, o me diría que conoció a mi padre, pero se contuvo y escuchaba interesado, mirando un punto fijo de la mesa en la que nos sentamos mientras tomábamos un café. Me pidió que regresara al día siguiente y le diera mi teléfono, él me llamaría para decirme la hora de la cita y la personalidad de la empresa con la que me encontraría.
Mis compañeras compartieron mi alegría tras contarle mi logro: todas estábamos muy emocionadas. Y a mi, la idea de poder conocer un simple nombre, o familia sospechosa me llenaba de fuerza y valor para luchar por la memoria de mi padre y mi madre.
Yo pensé que serían personas muy ocupadas, pero esa misma tarde Hugo me llamó, hablaría con Ageleia a primera hora de la mañana, y con Adonis a medio día.
Gracias a todos. Aquí os dejo su blog: http://solopalabrasinnecesarias.blogspot.com.es/

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